Los artesanos, sin nadie que les eche una mano

La Nueva España (10.05.2020)

por Ana Paz Paredes

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Los artesanos, sin nadie que les eche una mano

“No se acuerdan de nosotros, estamos rodeados de incertidumbre”, claman los asturianos que viven de sus propios productos ! El sector urge la vuelta de los mercadillos: “Son nuestra forma de subsistir”

Los artesanos han sido borrados del mapa de Asturias por la crisis del coronavirus. La imposibilidad de participar en mercadillos o de vender sus productos de manera presencial ha situado a este sector ligado a productos tradicionales contra las cuerdas, en una coyuntura nunca vista que amenaza con acabar con muchos de sus negocios. “Esto está siendo muy duro. Si no podemos salir a vender, no tenemos ningún beneficio. Durante el invierno vives de lo que has ido vendiendo en verano y a partir de marzo es cuando tocaba salir”, se lamenta Susana Velázquez Rufo, artesana de macramé y pirograbado, que firma su trabajo como “Mi lugar de artesanía Luna Azul”. Reside en Otur (Valdés) y es quien ideó, semanas atrás, el primer mercadillo virtual a través de un perfil de una red social vinculado a Soto de Luiña.

“Los clientes fijos nos compran algo para que se lo enviemos, pero lo que realmente necesitamos es salir a los mercados”, señala esta mujer, quien destaca que con lo que está sucediendo “muchos van a abrir los ojos para darse cuenta de que somos muchos los artesanos y que no vivimos del aire”. “Necesitamos vender”, reitera. “No se nos está escuchando. Se escucha a la hostelería y a casi todos los sectores, menos a nosotros. Somos invisibles. Están anulando ferias de julio y devolviendo el dinero”, se lamenta.

Ella es solo uno de los muchos ejemplos del sufrimiento de este sector desde que se inició el confinamiento. Salvo las contadas excepciones de quienes venden sus productos en redes sociales o página web, todos viven estos días con inquietud por una situación cargada de incertidumbres y sin fechas claras para su regreso.

Macu Pacios, diseñadora de bolsos ergonómicos, ropa y complementos de tela, llegó hace años a Asturias, procedente de Madrid, para instalarse en Colunga. Compró todo su material en enero para trabajar con él hasta el verano. “Hice una inversión grande y ahora me preocupa el tema de la subsistencia. En este trabajo, que no haya ingresos en invierno es normal porque lo vendes casi todo en verano y luego vuelves a invertir. En marzo estábamos animados porque teníamos muchas celebraciones a la vista. Ahora sabemos que no habrá mercados y lo peor es que no sabemos hasta cuándo seguiremos en estas condiciones”, lamenta.

A pesar del panorama para los artesanos, Macu Pacios opta por la paciencia y la positividad. “Yo sigo produciendo porque tengo tiempo y material. Si no lo vendo, está hecho para cuando pueda venderlo, y ya me buscaré la vida, pero por lo menos que esté hecho”, cuenta. También ha cosido mascarillas que ha donado a personal sanitario y a otros trabajadores en Colunga, mientras que para su clientela de fuera las vende a través de su página web y en redes sociales. “Básicamente con esto es con lo que me mantengo”, matiza. Y añade: “Los artesanos estamos muy perdidos, nadie nos informa de nada. Y no tenemos claras qué medidas se van a tomar para atender a la gente al aire libre, cuanto estos son mercados donde lo que importa es el trato directo con el público”.

En el mismo sentido se manifiesta la ceramista Rita Prendes, que vive en Candás. “Empecé a ir al taller hace unos días y estoy más preocupada que motivada. Tenía algún encargo que me hicieron antes de que pasara todo esto y ya los terminé. Las perspectivas no son nada halagüeñas. Las ferias a las que suelo asistir son más bien monográficas y se están suspendiendo todas”, asegura. “Las que había en julio las están suspendiendo también y en agosto no tengo ni idea de lo que pasará. Es complicado porque la artesanía es contacto con la gente. La gente tiene que tocar, oler, mirar, enamorarse del producto. No sé cómo vamos a poder vender en los mercados y ferias y en qué condiciones”, explica.

Mariví Puente Rivera, artesana de crochet y trapillo en Posada de Llanes y que firma su trabajo como Intarsia Crochet, le pilló la crisis del coronavirus sin material. También considera que el futuro inmediato de los artesanos es muy incierto. “Si antes lo teníamos mal, ahora peor, porque la gente no considera la artesanía un producto de primera necesidad”, afirma.

Fernando González y Susana Sampedro, del Tallerucu de Sufer, que viven en Huerres (Colunga), están haciendo estos días mascarillas artesanales que regalan a sus vecinos. “Esto nos ha cogido en mala época. Es cuando nos tocaba arrancar. El invierno es para fabricar y el resto del año para vender. Nos va a venir una situación problemática. Tengo miedo que seamos los últimos de la cadena porque nosotros vendemos en los mercados, cara al público. Se va tirando de los ahorros para pagar el teléfono, la comida, la luz, el alquiler, los seguros, etcétera. Pero no puedes salir a vender”, señala él.

González afirma que existe una gran incertidumbre con la situación de las ferias y mercados artesanales y denuncia que se sienten olvidados por todos. “Se habla de muchos sectores, de cómo se va a volver al trabajo después del confinamiento, pero nadie se acuerda de los artesanos y sus mercados, nadie lo aborda”, explica. “Los que vamos a ferias y mercados aún lo tenemos peor porque al no tener tienda física no entramos en la mayoría de las ayudas que está dando el Gobierno, y yo sigo pagando autónomos y todo lo demás. Tengo esperanza de salga algún mercado en julio, agosto y septiembre”, prosigue.

Los hermanos Luis y Marga Robledo, dedicados a la composición musical, él, y ambos al diseño de joyería artesanal, bajo el nombre Marga Robledo, que viven y trabajan en Villacondide (Coaña), se muestran un poco más tranquilos. “Nuestro ritmo de vida no ha cambiado, seguimos trabajando en casa, produciendo. Nosotros nos quedamos con las ferias grandes, tipo Ifema o la de Navidad en Oviedo”, afirma él. Y a renglón seguido destaca que están poniendo en marcha una plataforma de venta online a través de Correos Market. “Por este lado puede haber una continuidad en cuanto a seguir haciendo envíos, pero habrá que ver cómo se desarrolla el año”, señala.

Javier Ruiz-Cuevas, presidente del Mercado Artesano y Ecológico de Gijón, cree que en un futuro próximo podría volver a celebrarse, como siempre, un fin de semana al mes y en la plaza Mayor, este mercado, que cuenta ya desde hace años con una clientela fiel. “Yo creo que desde el Ayuntamiento de Gijón se va a contemplar la idea de normalizar la situación y, si se puede, nosotros empezaremos a trabajar”, sostiene. “Sobre cómo adecuarnos a la nueva situación, hay una normativa que plantea el Gobierno a la que nosotros trataremos de ir adaptándonos. Los puestos van estar separados por dos metros y medio y con un pasillo de seis metros”, continúa. “Tendremos que acordonar el mercado, entrar por un sitio y salir por otro, equiparlo con hidroalcohol… En fin, que no queda otra que empezar a hablar para ir perfilando cómo llevarlo a cabo. Nuestra idea es volver cuanto antes con todas las medidas de seguridad pertinentes”, remata.

Pero cuando toque reabrir no estarán todos, como señala el propio Ruiz-Cuevas. “No hubo acuerdo mayoritario entre los asociados de volver al mercado. Hay compañeros que tienen muy claro que no van a estar, otros tienen miedo y no están seguros, y luego están los que sí acudirán el primer día de apertura, cuando toque. Aproximadamente seremos la mitad”, asevera este artesano, que espera que también puedan volver un fin de semana al mes al mercado que se celebró durante un tiempo en la plaza de la catedral de Oviedo.

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